lunes, 18 de agosto de 2008

Dichosa eres tu María porque al cielo fuiste Llevada

María, Madre del sí, tu ejemplo me admira. Me admira porque arriesgaste tu vida; me admira porque no miraste a tus intereses sino a los del resto del mundo; me admira y me das ejemplo de entrega a Dios. Yo quisiera, Madre, tomar tu ejemplo, y entregarme a la voluntad de Dios como tú. Yo quisiera, Madre, seguir tus pasos, y a través de ellos acercarme a tu Hijo. Yo quisiera, Madre, tener tu generosidad y entrega para no decir nunca «no» a Dios. Yo quisiera, Madre tener tu amor para ser siempre fiel a tu Hijo. Madre del sí, pide a tu Hijo por mí, para que me dé tu valentía. Pide a tu Hijo por mí, para que me conceda un corazón enamorado de él. Pide a tu Hijo por mí, para que me dé la gracia necesaria para entregarme y no fallarle nunca.