jueves, 17 de diciembre de 2009

Novena de Navidad -- 2do dia

Consideración para el segundo día 17 de diciembre "Los excluidos son hijos de Dios y merecen un trato digno y justo" La novena de Navidad de este año nos pone frente a la necesidad urgente de hacer un compromiso responsable y sincero con la paz de nuestro país. Por otra parte, sin apartamos del pesebre e iluminados por la Palabra de Dios, queremos vivir estas fiestas como verdaderos hijos e hijas del mismo Padre y dar testimonio de que de verdad hemos recibido al Salvador que ha venido de parte suya. Del Evangelio según san Mateo (1, 1 - 17). 1 Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: 2 Abraham engendró a Isaac,Isaac engendró a Jacob,Jacob engendró a Judá y a sus hermanos, 3 Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zara,Fares engendró a Esrom,Esrom engendró a Aram, 4 Aram engendró a Aminadab,Aminadab engendró a Naassón,Naassón engendró a Salmón, 5 Salmón engendró, de Rajab, a Booz,Booz engendró, de Rut, a Obed,Obed engendró a Jesé, 6 Jesé engendró al rey David.David engendró, de la que fue mujer de Urías, a Salomón, 7 Salomón engendró a Roboam,Roboam engendró a Abiá,Abiá engendró a Asaf, 8 Asaf engendró a Josafat,Josafat engendró a Joram,Joram engendró a Ozías, 9 Ozías engendró a Joatam,Joatam engendró a Acaz,Acaz engendró a Ezequías, 10 Ezequías engendró a Manasés,Manasés engendró a Amón,Amón engendró a Josías, 11 Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando la deportación a Babilonia. 12 Después de la deportación a Babilonia,Jeconías engendró a Salatiel,Salatiel engendró a Zorobabel, 13 Zorobabel engendró a Abiud,Abiud engendró a Eliakim,Eliakim engendró a Azor, 14 Azor engendró a Sadoq,Sadoq engendró a Aquim,Aquim engendró a Eliud, 15 Eliud engendró a Eleazar,Eleazar engendró a Mattán,Mattán engendró a Jacob, 16 y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. 17 Así que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones. Reflexión El mensaje que hoy nos trasmite san Mateo muestra que el plan de Dios para la Encarnación de su Hijo incluye el deseo de manifestar, por medio de la elección de una familia concreta, una profunda solidaridad con la humanidad. Como todos los seres humanos, también Jesús tiene una familia con una historia de luces y sombras, fidelidad e infidelidad. Una familia normal. Todo el camino de la Encarnación es testimonio del deseo de Dios de rescatar a la humanidad esclavizada por sus propias pasiones y pecados, sin detenerse en miramientos de tipo personal, sin preferencias de ninguna clase, sin exclusión alguna de ninguna persona. La condición humana asumida por la Persona del Hijo eterno es la misma que compartimos los hombres y las mujeres de todos los tiempos, razas, culturas e incluso religiones. Una de las cosas que impide el establecimiento de una paz sincera y duradera en nuestro país es que todavía hay gente que mira con antipatía a los demás, como viendo que unos son más que otros y sin conocer las dificultades y miserias de los más alejados de los beneficios de la sociedad. Es como si de verdad algunos creyeran que son de mejor familia o condición social. Hoy, sabiendo que Dios pensó en mostrar su solidaridad a toda prueba con toda la humanidad, sin distinciones ni preferencias, reflexionemos sobre la necesidad que tenemos de ser sinceros en la consideración de la igualdad fundamental de todos los hombres y mujeres del mundo. Dicha igualdad no excluye algunas diferencias. Pero nosotros, que queremos amar, seguir y servir a Jesús, proclamamos a los cuatro vientos que las diferencias legítimas no nos separan sino que nos unen y complementan. Cuando hay una diferencia entre nosotros que es buena y querida por Dios, es motivo de agradecimiento al mismo Creador que distribuye sus bienes a todos para la edificación de su pueblo en la variedad de servicios y maneras de vivir la condición de seguidores de Cristo. Dediquemos un momento a repasar en nuestra mente a todas las personas que conocemos para hacer pasar ante los ojos de nuestra imaginación a las que hemos visto por las calles. A todos los vamos a considerar como verdaderos hermanos y hermanas, poniendo especial cuidado en experimentar esta fraternidad de manera muy sincera con los que nadie quiere y con los que son despreciados por su pobreza, ignorancia, apariencia o manera de ser o de pensar. ¿Qué piensa Jesús de ellos, que vino por su amor? (Momento de silencio.) Compromiso personal y comunitario Desde hoy haré el más honesto esfuerzo por considerar como iguales en todo a mí a los que me rodean. Por amor a Jesús que se hizo hombre, semejante a nosotros menos en el pecado, buscaré tratar a todos con dignidad, respetando su estado de vida o la condición en que se encuentren.

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