martes, 22 de diciembre de 2009

Novena de Navidad -- 7mo dia

Consideración para el séptimo día 22 de diciembre "Felices los que tienen hambre y sed de justicia..." Se aproxima el gran día de la Navidad que todos esperamos con ilusión, hay ambiente festivo en casi todas partes y corremos el riesgo de olvidar que todavía estamos en Adviento, es decir, en la espera, en un tiempo dedicado a la conversión. Nuestra novena tendrá sentido más auténtico si no olvidamos esta dimensión de nuestra fe. Del Evangelio según san Lucas (1, 46-56) 46 Y dijo María: "Engrandece mi alma al Señor 47 y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador 48 porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, 49 porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre 50 y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. 51 Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. 52 Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. 53 A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. 54 Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia 55 como había anunciado a nuestros padres - en favor de Abraham y de su linaje por los siglos." 56 María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa. Reflexión Acabamos de escuchar el cántico que brotó de labios de María cuando oyó la profesión de fe de Isabel, su pariente, el día de la Visitación. A partir de sus palabras, nos damos cuenta de la conciencia que María tiene de haber sido elegida para la misión única y dichosa de ser la Madre del Salvador. Pero su canto de alabanza también nos hace testigos de su fe y de su esperanza. En la fe, ella sabe que la gracia incomparable que ha recibido es regalo para todas las naciones. Sabe que el único protagonista es Dios nuestro Señor. Y su esperanza iluminada por el cumplimiento de las promesas antiguas hechas a los padres en la fe, se hace constatación alegre de la llegada del tiempo en el que los pobres, los pequeños y los pecadores, serán tratados por Dios de manera especial. ¡Cómo se equivoca tanta gente con la Navidad haciendo de ella una ocasión para despilfarrar fortunas en cosas inútiles! (Si al menos algunos se dieran cuenta de los verdaderos preferidos de Dios y compartieran con Dios su preocupación por ellos, muchas cosas cambiarían! iY cómo se cae fácilmente en el sin sentido de celebraciones exteriores! Hasta los signos y los adornos parecen haber olvidado al Dueño de la Fiesta. Hasta "de moda" se nos ponen algunos arreglos. Y, mientras tanto, los más pobres, los pobres pecadores, los débiles, que son los que Jesús quiere que amemos y reconozcamos como hermanas y hermanos nuestros, siguen padeciendo nuestra indiferencia total. Pero las palabras de la Virgen María son suficientes para el que quiera entender: "Dios dispersó a los soberbios... derribó del trono a los poderosos y enalteció a los humildes, a los que tenían hambre los colmó de bienes y a los ricos los despachó vacíos..." El darse cuenta de estas realidades es la verdadera alegría de María, quien florece ante Dios como su obediente y humilde esclava desde el instante de la Encarnación. Ella sí se supo poner al servicio de este plan de Dios desde el lugar en el que Dios mismo la puso. ¿Cómo se podría hacer para que la alegría de nuestras fiestas estuviera acompañada de verdaderos signos de justicia social, que nos permitieran salir al encuentro de los pobres, de los pecadores, de los excluidos y marginados por la sociedad en que vivimos? El Santo Padre nos lo recuerda siempre: "Si quieres la paz, sal al encuentro del pobre". (Momento de silencio) Compromiso personal y comunitario Dialogar por un momento en familia, en comunidad, sobre la situación de injusticia social, de desigualdad que vive nuestra sociedad y compartir actitudes, hechos o acciones personales o comunitarias que realizamos para que en nuestra familia, estudio, trabajo, comunidad haya igualdad de derechos, equidad, desarrollo, defensa del bien común.

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