domingo, 20 de diciembre de 2009

Novena de Navidad -- 5to dia

Consideración para el quinto día 20 de diciembre "La justicia exige relaciones nuevas" La tradición del pesebre fue inaugurada por San Francisco de Asís y ha servido para que muchas generaciones de cristianos contemplemos los misterios de la Encarnación y del Nacimiento de Jesús, el Señor. Pero resulta extraño que nuestra generación haya perdido la sensibilidad de quienes más de cerca han vivido este misterio. Dejemos que la Palabra de Dios despierte de nuevo en nosotros verdaderos sentimientos de apertura y entrega a Jesús y al Padre, a María y a José y a todos aquellos por quienes dio su vida Jesús. Del evangelio de san Lucas (1,26-38) 26 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. 28 Y entrando, le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo." 29 Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. 30 El ángel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; 31 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. 32 El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33 reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin." 34 María respondió al ángel: "¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?" 35 El ángel le respondió: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. 36 Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, 37 porque ninguna cosa es imposible para Dios." 38 Dijo María: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra." Y el ángel dejándola se fue. Reflexión El Evangelio de hoy relata la Anunciación del arcángel San Gabriel a María Santísima y, en el mismo acontecimiento, la Encarnación del Hijo de Dios. Se trata de una palabra que produce gran alegría a quienes nos reunimos en torno al pesebre. Dios mostró su misericordia a María y le reveló la manera como ella, por el poder del Espíritu, llegaría a ser la Madre de Dios, Él mismo quiso dar pruebas de su poder a María, quien a su vez ofreció al Señor toda su disponibilidad como humilde servidora de sus planes. En el camino de quienes queremos ser verdaderos discípulos de Jesús, la disponibilidad se presenta como condición insustituible de seguimiento, porque la vida cristiana no es hacer muchas cosas sino dejar a Dios hacerlas en el mundo y en nosotros. Si bien esta actitud comporta un riesgo, lejos de suprimir nuestra libertad de acción, enaltece nuestro compromiso de fe. Dios es Dios y sólo Él tiene todo el poder y la gloria. Por eso, quien lo conoce y sabe de su amor por la humanidad entera, sabe también que Él actúa siempre a favor nuestro. Pero la disponibilidad ante Dios puede ser falsa, si no está sinceramente acompañada de una actitud de apertura frente a todos los que nos rodean. Ser disponibles a quienes acuden a nosotros, a quienes no se atreven a pedir un favor y a quienes lo piden de manera poco conveniente, ser abiertos y sensibles a las necesidades de los demás es la prueba de la otra apertura fundamental a la Gracia que Dios nos da. La disponibilidad resplandece como virtud necesaria en el camino de la paz, tanto en nuestro medio más cercano, familiar o comunitario, como en el gran medio de la sociedad en que vivimos. Porque la paz se construye sobre la realidad del diálogo y de la escucha, es decir, sobre relaciones nuevas en las que haya verdadera consideración por la necesidad ajena. La misma justicia social, condición indispensable para la paz, requiere que todos revisemos nuestra capacidad de salir de sí mismos para ir al encuentro solidario con el otro, reconociendo su dignidad y respetando sus derechos. ¿Seremos de los que sólo pretenden conservar sus privilegios de clase o de posición? ¿Estamos atentos a escuchar siempre a los que nos rodean y nos necesitan, sin anticipar respuestas, acogiendo de corazón sus iniciativas? Compromiso personal y comunitario Desde hoy haré el propósito de crear relaciones nuevas con los familiares, amigos y compañeros a los que no he sabido escuchar, aceptar o comprender. En oración le voy a pedir a la Santísima Virgen su ayuda para poder lograrlo.

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